Alimentación equilibrada, la clave. Lo que comemos influye de tal manera en nuestro organismo que seguir una alimentación saludable y equilibrada es la primera medida a tomar para controlar factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes o los niveles elevados de colesterol. Consumir preferiblemente alimentos frescos, procurar que si tomamos productos procesados tengan bajo contenido en grasas saturadas o hidrogenadas (trans) y azúcares o no los contengan, sustituir los dulces por fruta fresca incluyendo en nuestra dieta cinco porciones de fruta y verdura diarias, olvidarse del alcohol o mantener el consumo de bebidas alcohólicas dentro de los límites recomendados por los especialistas y preparar en casa la comida que vayamos a llevar a la oficina para poder controlar mejor lo que comemos son algunas de las orientaciones de la Federación Mundial del Corazón.
Controlar el nivel de glucosa en sangre. Las enfermedades cardiovasculares son responsables del 80% de los fallecimientos en personas con diabetes según la Asociación Americana de Diabetes. Por eso es importante controlar el nivel de azúcar en sangre de forma que se pueda recibir tratamiento en caso de que el especialista diagnostique diabetes. Si esta patología no se diagnostica y trata a tiempo, aumenta el riesgo de las enfermedades cardiacas y cerebrovasculares.
Practicar deporte. Mantenerse físicamente activo ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardiacas. Por eso, incluir en nuestra rutina semanal algún tipo de deporte es vital para cuidar nuestro sistema cardiovascular. Los especialistas recomiendan un mínimo de 30 minutos de actividad física moderada cinco veces a la semana.
Controlar la presión arterial. A la hipertensión, uno de los factores de riesgo cardiovascular más comunes, se la conoce como la “asesina silenciosa”. La razón es que es posible que no produzca ninguna señal de alerta en quien la padece, lo que la hace más peligrosa. De ahí la importancia de controlar nuestra presión arterial con regularidad para descartar episodios que puedan desencadenar eventos cardiovasculares.
Abandonar el tabaco. Uno de los factores de riesgo cardiovascular que podemos evitar es el tabaco. Abandonar el hábito de fumar tiene consecuencias muy positivas que se reflejan a corto y medio plazo. A los dos años de dejar de fumar se reduce sustancialmente el riesgo de padecer una enfermedad coronaria; a los 15 años, el riesgo de ECV es similar al de una persona no fumadora.
Mantener los niveles de colesterol dentro de los límites aconsejados. Los niveles elevados de colesterol se asocian a cuatro millones de muertes al año. Manteniéndolos dentro de los límites establecidos alejamos el riesgo de ECV evitando que se formen placas de ateroma en la pared de las arterias.
Monte Sinaí, Cuida de ti